viernes, 24 de julio de 2009

HOY ES MI CUMPLEAÑOS 43 AÑITOS

TODO NO TERMINO

Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio……Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacia que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armara algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar el Descontento.
Un día, inesperadamente todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llego al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.

Entonces el Conocimiento dijo:
- Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.
Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
- ¡No, como puede ser¡ ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre¡.
El Conocimiento remitió:
- La isla se hunde.
- ¡Pero no puede ser¡ ¡Quizá estas equivocado¡.
- El Conocimiento casi nunca se equivoca – dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad -. Si el dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero que vamos a hacer ahora? – Se preguntaron los demás.
Entonces, El Conocimiento contesto:
- Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla…... Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos? – Preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No –Dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.
Las emociones dijeron:
-¡No¡ ¡pero no¡ ¿Qué será de nosotros?.
Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y llevando de polizón al Miedo, que como no es tonto ya se había escondido en el motor, dejaron la isla .
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero…. Todas …… salvo el Amor.
Porque el amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
- Dejar esta isla ….Después de todo lo que viví aquí… ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo ?.
Ahh… Compartimos tantas cosas…

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Toco cada piedra … Y acaricio cada rama…
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el Amor:
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Y se quedo durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible…

La isla se hundía cada vez más…
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolido que solo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.

Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande y que aun cuando se hundiera un poco, siempre el podría refugiarse en la zona mas alta…
Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para el.
Así que, una vez mas, toco las piedrecitas de la orilla… y se arrastro por la arena… y otra vez se mojo los pies en la pequeña playa que antes fue enorme…

Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, camino hacia la parte norte de la
Isla, que si bien no era la que mas le gustaba, era la más elevada…
Y la isla se hundía cada día un poco más…
Y el amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño…
- Después de tantas cosas que pasamos juntos… - le reprocho a la isla.
Hasta que, finalmente, solo quedo una minúscula porción de suelo firme; El resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendido que, si no dejaba la isla, el Amor desaparecía para siempre de la faz de la tierra…
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.

Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecería poco a poco ante sus ojos.

Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenia la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevaran.
Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza se acerco un poco a la bahía.
- Riqueza, tu que tienes un barco tan grande, ¿No me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote…
Y la riqueza le contestó:
- Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento… - y siguió su camino si mirar atrás.

El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.

El Amor se estiro un poco y grito:
- ¡Vanidad… Vanidad… Llévame contigo¡
La Vanidad miro al Amor y le dijo:
-Me encantaría llevarte, pero… ¡Tienes un aspecto¡ …!Estas tan desagradable… tan sucio y tan desaliñado¡… Perdón, pero creo que afearías mi barco – Y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie mas pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el ultimo, el de la Tristeza.
- Tristeza, hermana -Le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me abandonaras aquí, eres tan sensible como yo. ¿Me llevaras contigo?.
Y la Tristeza le contesto:
- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaan triste… que prefiero estar sola – y sin decir mas, se alejo.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, el y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.
Entonces se quedo en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final…
De pronto, el Amor escucho que alguien chistaba:
- Chst – Chst- Chst …

Era un desconocido viejito que le hacia señas desde un bote de remos.
El amor se sorprendió:
- ¿A mi ? – Pregunto, llevándose una mano al pecho.
- si, si – dijo el viejito -, a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.
El amor le miro y quiso darle explicaciones:
-Lo que paso fue que yo me quedé…
-Entiendo-dijo el viejito sin dejarle terminar la frase- sube.
El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla .
No pasó mucho tiempo antes de ver como el último centímetro que quedaba a flote termino de hundirse y la isla desaparecía para siempre.
-nunca volverá a existir una isla como esta-murmuro el amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
-No-dijo el viejo-,Como esta, nunca.
Cuando llegaron a la isla vecina, él Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giro sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero este, sin decir una palabra ,se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
-¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y el me salvó…nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero el me ayudó, el me salvó y yo ni siquiera sé quien es…
La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:
-El es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una perdida te hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, es el Tiempo.


Fnico y Nedja

Esperamos que este cuento lo leáis no solo en esos momentos malos, sino también en lo bueno para comprender que hay que cuidar cada día de nuestras vidas ese Amor y Luchar porque nunca se hunda nuestra isla… y si así ocurriera el Tiempo lo cura todo.

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